La formación humana integral y las
competencias: el enfoque socioformativo
1. EL enfoque socioformativo
1.1
Definición y características centrales
Las competencias se componen de diferentes enfoques . Uno
de ellos es el enfoque socioformativo, el cual se define como un marco
de reflexión-acción educativo que pretende generar las condiciones pedagógicas
esenciales para facilitar la formación de personas íntegras, integrales y
competentes para afrontar los retos-problemas del desarrollo personal, la vida
en sociedad, el equilibrio ecológico, la creación cultural-artística y la
actuación profesional-empresarial, a partir de la articulación de la educación
con los procesos sociales, comunitarios, económicos, políticos, religiosos,
deportivos, ambientales y artísticos en los cuales viven las personas,
implementando actividades formativas con sentido. Difiere de otros enfoques de
competencias en que enfatiza en cómo cambiar la educación desde el cambio de
pensamiento de las personas responsables de ella a través de la investigación
acción, teniendo en cuenta la persona humana como un todo, una de cuyas
dimensiones son las competencias.
El enfoque socioformativo tiene como propósito esencial facilitar el establecimiento de recursos y espacios para promover la formación humana integral y, dentro de esta, la preparación de personas con competencias para actuar con idoneidad en diversos contextos, tomando como base la construcción del proyecto ético de vida, el aprender a emprender y la vivencia cultural, considerando las dinámicas sociales y económicas. El enfoque socioformativo se ha estructurado en la línea de desarrollo del currículo sociocognitivo complejo (Tobón, 2001), La teoría crítica de Habermas (1987), La quinta disciplina (Senge, 1994, 2000), El pensamiento complejo (Morin, 2000a), El paradigma sociocognlllvo (Román, 1998. 1999; Román y Diez, 1994, 2000), La formación basada en competencias (Maldonado, 2001), La pedagogía conceptual (Zubiría, 1998) y el Aprendizaje estratégico (Pozo y Monereo, 1999).
El enfoque socioformativo no se centra en el aprendizaje
como meta, sino en la formación de personas con un claro proyecto ético de vida
en el marco de interdependencias sociales, culturales y ambientales, en la
dinámica sincrónica y diacrónica. La formación, así entendida, trasciende
entonces el aprendizaje porque tiene la visión de la persona humana como un
todo, considerando su dinámica de cambio y realización continua. Ello implica
estudiar al ser humano como es, pero ante todo lo que puede llegar a ser de
forma constructiva y ética, realizando la mediación pedagógica desde la propia
autorrealización de la persona en correspondencia con el fortalecimiento del
tejido social y el desarrollo económico.
¿Por qué complejo? Lo complejo, en este contexto, no es
lo complicado, sino la relación sistémica cambiante en un entorno ecológico. En
otras palabras, es el tejido de las partes en un todo dinámico-evolutivo. Y
allí es donde viene el compromiso ético, pues para actuar con ética se requiere
actuar de forma sistémica (es decir, teniendo en cuenta las implicaciones de
los actos en el propio desarrollo personal, en el bienestar de los demás y en
el entorno ambiental). y se actúa de forma sistémica cuando se actúa con ética
(siguiendo valores firmes tales como el respeto a la vida, la justicia, la
verdad, la cooperación, la convivencia, la libertad, la dignidad, etc.). De
allí que un modelo educativo basado en el pensamiento complejo es un modelo con
gran énfasis en la vivencia ética en un contexto ecológico.
El enfoque socioformativo de las competencias tiene las
siguientes características:
1.
Se asumen las competencias como una dimensión rnás de la
persona humana, la cual se considera en su integralidad y devenir filogenético
y ontogenético. articulando la dimensión biológica con la dimensión
psicológica. sociológica y espiritual.
2.
Las competencias no son el fin último de la educación,
tal como hoy en día es común observar en las políticas educativas de algunos
países, sino que las competencias son solo un componente de la formación humana
integral para vivir en interacción consigo mismo, los demás y el contexto
ecológico. Además. hay procesos de formación que no pasan por el marco de las
competencias, tales como: el sentido de la vida, la creación artística y la
vivencia espiritual, etc. Y esto lo tiene presente la perspectiva compleja de
la educación.
3.
Se le da una importancia decisiva al hecho de que la
formación es un proceso sistémico de corresponsabilidad entre la persona y el
entorno social, cultural, económico y ambiental. Esto significa que se debe
actuar no solo en la persona que aprende y se está formando sino que de forma
recursiva y dialógica hay que actuar también en el contexto social, político,
económico, familiar e institucional.
4.
A diferencia de otros enfoques, en el enfoque
socioformativo las competencias no son una respuesta a los requerimientos del
contexto, sino que las competencias son la actuación que tiene la persona en un
marco ecológico, acorde con las necesidades e intereses personales, las
actividades requeridas por el contexto, el afrontamiento de problemas y la
asunción creativa y emprendedora de nuevos retos. El contexto es dinámico e
interactúa con la persona. lo que genera nuevas demandas de actuación ante
actividades y problemas, en lo cual se combina lo operativo con lo creativo y
lo propositivo. Hay entonces una bidireccionalidad: la persona actúa en el
contexto y lo modifica, y el contexto, a su vez, genera situaciones que
impulsan la actuación creativa de la persona.
5.
La educación basada en el enfoque socioformativo de las
competencias asume el reto de la formación ética en todos los espacios
formativos, debido a que la ética no se considera como una competencia sino
como la esencia estructurante de todas las competencias.
6.
Las competencias no son tareas, conductas ni funciones.
aspectos referidos exclusivamente a acciones puntuales y observables de las
personas. En el enfoque socioformativo, las competencias son actuaciones
integrales de las personas ante actividades y problemas del contexto con
mejoramiento continuo, ética e idoneidad, en tanto articulan los saberes (saber
ser, saber convivir, saber conocer y saber hacer) con el manejo de las
situaciones externas del contexto. asumiendo los cambios y la incertidumbre con
autonomía y creatividad. Son una expresión de la formación humana integral en
el marco de relaciones dinámicas con la sociedad, la cultura, el arte, la
recreación y el ambiente urbano y natural.
7.
Un modelo educativo basado en el enfoque socioformativo
de las competencias concibe al ser humano en su integralidad y evolución, en
interacción ecológica con el ambiente y la sociedad. Esto implica el reto de
orientar la formación hacia el trabajo con proyectos, los cuales son el medio
ideal para abordar la formación humana integral, y no solo el aprendizaje, como
ha sido la preocupación tradicional de la educación.
El enfoque socioformativo promueve abordar la formación
humana integral como un sistema, y en esa medida busca identificar los ejes
esenciales o nodos de la formación, los cuales orientan su estructuración y
dinámica.
Esto tiene una importante aplicación práctica y consiste en no centrarse en todos los detalles de la formación al momento de abordar esta en la docencia, sino en dirigir la mirada hacia los ejes esenciales que la estructuran, con lo cual el proceso se hace sencillo y facilita el desarrollo de las competencias esperadas. Esto es equiparable al análisis de los puntos de apalancamiento de un sistema (Senge, 1994, 2000). en los cuales el sistema se estructura en sus factores esenciales y desde allí es de donde se genera el cambio. Por consiguiente, si queremos generar cambio en el aprendizaje y mediar para que los estudiantes alcancen niveles cada vez más elevados de formación, es preciso entonces identificar y apuntar en las acciones docentes a esos nodos.
Esto tiene una importante aplicación práctica y consiste en no centrarse en todos los detalles de la formación al momento de abordar esta en la docencia, sino en dirigir la mirada hacia los ejes esenciales que la estructuran, con lo cual el proceso se hace sencillo y facilita el desarrollo de las competencias esperadas. Esto es equiparable al análisis de los puntos de apalancamiento de un sistema (Senge, 1994, 2000). en los cuales el sistema se estructura en sus factores esenciales y desde allí es de donde se genera el cambio. Por consiguiente, si queremos generar cambio en el aprendizaje y mediar para que los estudiantes alcancen niveles cada vez más elevados de formación, es preciso entonces identificar y apuntar en las acciones docentes a esos nodos.
Por ejemplo, es común encontrar hoy en día diseños
curriculares por competencias con un número elevado de componentes (objetivos,
propósitos, competencias, campos de formación, áreas, núcleos temáticos,
núcleos problemáticos, asignaturas, asignaturas integradoras, módulos,
proyectos, etc.) que tienen el ideal de ser lo más completos posibles, para así
garantizar la formación integral. Sin embargo, en la práctica son muy
complicados de aplicar por tantos aspectos que se quieren tener en cuenta. En
cambio, en una perspectiva sistémica se buscan los ejes estructurantes de un
currículo por competencias, y esto hace que el currículo sea sencillo y
factible de aplicar. Estos son los aspectos curriculares que efectivamente
tienen incidencia en la formación.
Así, es claro que los propósitos y los objetivos hay que
considerarlos en la educación, pero en la gestión educativa estos dos aspectos
están integrados en las competencias, sin que sea necesario explicitarlos como
tal.
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